Empezaré por presentarme. Empecé esta vida de la mano de una madre con una fe indestructible en el amor de Dios y de la mano de un padre apasionado por la vida, generoso en amor y con una sonrisa permanente en los labios. Ahora, que entiendo mi viaje de vida, sé que fue un muy buen comienzo y que, con este equipaje, sería capaz de recorrer el camino.
Yo fui una niña inquieta, con muchísimas ganas de jugar y creativa, con capacidad de expresarme a través de la danza y muy curiosa para aprender de todo. Soy una semilla que se plantó en tierra fértil y he crecido hasta convertirme en un árbol robusto, con capacidad de acoger la diversidad, de cuidar, de dar sombra y fruto, de resistir el temporal, el sol y el frío.
A pesar de ello, me cuesta sentirme satisfecha con mi vida porque, como adulta, caí en el engaño del no merecimiento, de la obligación y de la culpa. Me olvidé de sentir la alegría de vivir. Olvidé quién era, de donde venía y a donde iba. Me sumergí en una vida llena de juicios y exigencias hacia mí misma y hacia los demás. Todavía me cuesta perdonarme la desconsideración y el poco respeto que he tenido hacia mí misma. Perdí la paz sin saber cómo.
Ahora lo veo porque hace unos años empecé el camino de una vida consciente: el proceso que se llama, hoy en día, sanar mi vida.
Finalmente, vuelvo a estar conectada con la mejor parte de mí, con mi esencia, con mi parte creativa. Ahora, con toda la alegría del mundo, puedo ofrecer mi experiencia de vida, lo que sé y compartirlo. Este es mi camino para continuar aprendiendo.
Es un placer y un honor para mí acompañarte a dar algunos pasos hacia la plenitud, que es nuestro destino común. La plenitud es aquella sensación de estar completo/a, de no depender de nada ni de nadie, de ser el creador/a de tu vida, de saber que todo es posible y de que todo es amor, de que no necesitas hacer nada y de que todo está en paz.
Si yo he encontrado y corregido mis errores, tú también puedes hacerlo. ¡Somos tan distintos/as y tan iguales!
Seas quien seas, te amo porque estás dando sentido a mi vida.
Me siento como un músico dentro de una gran orquesta y que esta formación es el instrumento y la melodía que yo debo tocar: ¡que empiece el baile!
Un cálido abrazo.
Maria Colors Musté Jové